domingo, 21 de diciembre de 2014

7 etapas en el duelo de una ruptura

Todos, absolutamente todos, hemos pasado o pasaremos por un corazón partido. Por eso, tenemos las etapas que conlleva el mal de amores.
Recuerda, nadie muere de amor.

1. Primero es la confusión, tú sabes perfecto que si los dos tuviesen el mismo compromiso, y sintieran exactamente lo mismo el uno por el otro, las cosas hubiesen podido funcionar. ¿Qué crees? El hubiera no existe, y pasó lo que tuvo que pasar. Cortaste.
En esta etapa tienes la ilusión de que mágicamente esa persona se arrepienta y regrese a tus brazos para volver a empezar un romántico amor de película. En verdad crees que pasará, lo sigues viendo como un ser divino que tomó una mala decisión.

2. Segunda etapa, la persona en cuestión no mostró arrepentimiento alguno, es más, pareciera que su vida marcha de manera tranquila y tú, tú ya entendiste que la ilusión de regresar no pasará, te “cae el veinte”.
Depresión, es la etapa de la desilusión, la tristeza, el no entender qué sucedió, y el saber que esa persona decidió alejarte de su vida te pone realmente mal. Sientes en su totalidad el corazón roto y en verdad te duele. Pareciera que caes a un vacío.

3. Viene el coraje, un enojo con aquella persona que te despreció, el coraje de haber dado el todo por el todo y te hayan botado, sigues sin entender el porqué, pero empiezas a ver por ti.
El coraje, para bien o para mal, te levanta. Secas las lágrimas y empiezas a buscar actividades que te hagan sentir mejor, cosas nuevas, quieres renovarte.

4. Vas avanzando, poco a poco dejas de sentir el desconsuelo, la tristeza, el enojo y le dejas de dar importancia al “por qué”, empiezas a darte cuenta que tal vez es lo mejor para ti, te das cuenta de muchos signos que indicaban que no eran el uno para el otro.

5. Por primera vez respiras, has estado luchando por salir adelante y ha dado sus frutos. Aprendes a valorarte, a amarte más, gracias a esta terrible experiencia has madurado. Esa persona deja de convertirse en tu enemigo/a.

6. Aprecias tu momento de soltero/a, ahora sabes qué quieres en tu próxima relación, qué te gusta, qué no, y te das cuenta que caerse es parte de la vida y que levantarse es todavía mejor.
A esa persona ya no le guardas ningún rencor, sigue y seguirá siendo parte sólo de tu pasado, uno que te ayudó a crecer y a madurar.

7. Cuando menos lo esperas, estás libre de un corazón roto. Te sientes feliz, pleno, el vago recuerdo del pasado ya no molesta ni duele más, y aquella cicatriz te recuerda no lo que sufriste, si no, lo fuerte que ahora eres.
No existe una fórmula mágica o  un momento exacto. El tiempo lo cura todo, sé paciente.

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