miércoles, 17 de diciembre de 2014

Cómo decir NO sin que te duela

“No es suficiente saber lo que hay que decir, también hay que saber cómo decirlo” Aristóteles.

¿Alguna vez te ha pasado que alguien te pide algo, tal vez abusando un poco de la amistad y tu, para evitar cualquier tipo de conflicto, accedes de mala gana?
¿Cómo te sientes en ese momento? ¿Enfadado con esa persona y contigo mismo por no haber dicho “no”?
Sigue leyendo, porte te presentaremos claves para que no vuelvas a sentirte así.

¿Para qué decir no? La importancia

Decir No es, en primer lugar, una necesidad de orden práctico porque difícilmente podremos organizar nuestro día a día si accedemos a cualquier petición que se nos presente.
Por otro lado, el decir “no” es una forma de reafirmar nuestra personalidad y respetar las necesidades propias.
Cuando una persona alcanza sus objetivos, muchas veces habrá dicho “no” a propuestas que no encajaban con sus deseos, ideales o valores.
El decir “no” es compatible con ser querido y agradar a otros.
Cuando nos resistimos a dar una negativa, estamos anteponiendo los deseos de otras personas a los nuestros. Esto puede provocar en nosotros frustración y llevarnos hacia la infravaloración ¿O esta actitud proviene de allí? ¿Causa o efecto?
Está bien, todos queremos agradar y a la vez, tener en cuenta nuestras necesidades personales. ¿Cómo actuar entonces?

Claves:

Tómate el tiempo que necesites para reflexionar sobre qué es lo que tú realmente quieres.
Define tus prioridades. ¿A qué tendrías que renunciar para atender esa petición?
Valora qué emociones te incitan a decir “si” (miedo a… herir a alguien, crear un conflicto, decepcionar, enfrentarte a alguien, parecer egoísta...).
Recuerda que si te cuesta decir “no” cualquier persona podrá manejar tu voluntad apelando a tus miedos.
Ponte en valor. Si siempre dices “si” a los demás te estás diciendo “no” a ti misma.
Piensa en una forma correcta de decir “no”. Tu forma correcta.
¿Cómo hacerlo?

Mi recomendación es que reflexiones sobre el modo de decir NO que mejor se adapte a ti. Ahí van algunas ideas:

1.- Ten presente la regla de oro: evita dar una negativa seca (“no”), procura decir algo más. Un “no” rotundo y solitario puede generar malestar, distancia, resentimiento….

2.- Haz una clara diferenciación entre la persona y la petición. El que rechaces una petición puntual no significa que rechaces a quien te lo solicita. Déjaselo claro.

3.- Da alternativas: el decir “no, pero te propongo…” y proponer otras posibilidades suaviza la negativa y hace que el receptor se sienta comprendido.

4.- Utiliza la empatía dando una explicación que te acerque al otro “Agradezco que hayas pensado en mi, el proyecto me parece muy interesante, sin embargo, me gusta dedicar las tardes a mi familia porque….”

5.- Presta atención al tono. Evita utilizar un tono hostil o duro. Se amable y da la negativa en tono firme pero relajado.

6.- Equilibrio. La clave para unas relaciones en armonía (con nosotros mismos y con los demás) es el equilibrio.

¿Te gustaría implementar estas ideas en tu vida? ¿Cómo lo harías?

Tu tiempo y tu energía son recursos limitados, utilízalos con eficacia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario