jueves, 29 de enero de 2015

6 hábitos tóxicos en una relación que la gente piensa que son normales

1. Un tablero de puntuación de la relación
Si ambas personas en la relación se culpan por problemas pasados de la relación, esto se convierte en lo que yo llamo “el tablero de puntuación de la relación”. Pasa a ser una batalla por ver quién ha cometido más errores en los últimos meses o años y, por tanto, quién le debe al otro más.
Fuiste un imbécil en el cumpleaños 28 de Cynthia allá por el 2010 y esto ha arruinado tu vida desde entonces. ¿Por qué? Porque no hay semana en que no te lo recuerde. Pero está bien porque, a su vez, tú la pillaste mandando mensajes coquetos a su colega así que ya no tiene derecho a estar celosa y lo declararon empate, ¿no?
Es tóxico porque el tablero de puntuación sigue creciendo porque uno o ambos sigue sacando a colación los errores del pasado para justificar los del presente. Esto es terrible por partida doble. No sólo estás desviando la atención del asunto actual sino que además recurres a culpas y amarguras del pasado para manipular a tu pareja haciéndola sentir mal en el presente.
Qué deberías hacer: enfréntate a los problemas uno a uno a menos que estén efectivamente ligados entre sí. Si alguien es infiel constantemente entonces por supuesto que se trata de un problema recurrente. Pero el hecho de que te avergonzó en el 2010 y que hoy estaba triste y te ignoró no tienen nada que ver el uno con el otro, así que no saques lo del pasado a colación.
Debes aceptar que si decides estar con ese alguien especial también decides estar con todas sus acciones y comportamientos del pasado. Si no aceptas esto último entonces no estás aceptando a ese alguien. Si algo te molestó tanto hace un año, pues debiste haberlo solucionado hace un año.

2. Lanzar indirectas y otras conductas pasivo-agresivas
En vez de decirte directamente qué desea o qué está pensando, tu pareja trata de guiarte en la dirección correcta para que lo descubras tú mismo. En vez de decir de una vez qué te está molestando buscas formas sutiles y pequeñas para molestar a tu pareja para que luego sientas que tu enojo está justificado.
Es tóxico porque pone en evidencia que ustedes no se comunican abiertamente con el otro. Una persona no tiene motivos para ser pasivo-agresivo si se siente segura expresando cualquier enojo o inseguridad que tenga en la relación. Del mismo modo nunca se verá en la necesidad de lanzar indirectas si siente que no será juzgado o criticado por ello.
Qué deberías hacer: manifestar abiertamente tus deseos y sentimientos. Y dejar en claro que la otra persona no está obligada a compartirlos, pero que te encantaría tener su apoyo. Si te ama, de seguro te lo dará.

3. Tener a la relación como rehén
Cuando una persona tiene una simple crítica o queja y chantajea a la otra amenazándola con la estabilidad de la relación. Por ejemplo, si alguien siente que has sido fría con él, en vez de decir “siento a que a veces eres fría”, dice “no puedo estar con alguien que es fría conmigo todo el tiempo”.
Es tóxico porque es chantaje emocional y crea toneladas de problemas innecesarios. Cualquier detallito en la relación termina en una crisis del compromiso. Es crucial para ambas personas en una relación el saber que los pensamientos y sentimientos negativos pueden ser comunicados al otro con total seguridad sin la necesidad de amenazar a la relación misma. De otro modo la gente reprimirá sus verdaderos pensamientos y sentimientos lo que llevará a un ambiente de desconfianza y manipulación.
Qué deberías hacer: está bien enojarse con tu pareja o que no te guste algo de él o ella. Eso se llama “ser un humano normal”. Pero debes entender que comprometerse con una persona y que siempre te guste todo de ella no son lo mismo. Puedes estar comprometido con alguien y simplemente no gustarte todo sobre ese alguien. Uno puede estar muy dedicado al ser que ama y enojarse o molestarse con él/ella a veces. Por el contrario los miembros de una relación que son capaces de comunicarse y retroalimentarse incluso con críticas, sin juicios ni chantajes, fortalecerán su compromiso con el otro.

4. Culpar a tu pareja por tus propias emociones
Digamos que estás teniendo un pésimo día y tu compañero no está siendo particularmente empático ni te está apoyando mucho. Ha estado todo el día al teléfono con gente de su empresa. Se distrae cuando lo abrazas. Lo único que quieres es recostarte con él y ver una película pero él ya tiene planes para salir con sus amigos en la noche.
Así que te enojas con tu pareja por ser tan insensible y cruel contigo. Has tenido un día terrible y él no ha hecho nada al respecto. Claro, nunca le dijiste, pero ya debiese saber cuándo debe hacerte sentir mejor. Debió haber colgado el teléfono y cancelado sus planes para la noche teniendo en cuenta tu lamentable estado emocional.
Es tóxico porque culpar a nuestras parejas por nuestras emociones es una forma sutil de ser egoístas y un clásico ejemplo de alguien que no sabe mantener sus límites personales. Cuando sientas un precedente de que tu pareja es responsable por cómo te sientes siempre (y viceversa) se desarrollará una tendencia a la co-dependencia. De pronto ya no tiene permitido planear actividades sin consultarte a ti antes. Cuando alguien comienza a molestarse todos los deseos personales se tiran a la basura porque ahora es tu responsabilidad hacer sentir mejor a la otra persona.
El mayor problema de desarrollar esta tendencia a la co-dependencia es que produce resentimiento.
Qué deberías hacer: sé responsable por tus propias emociones así como tu pareja debe serlo por las suyas.
Hay una diferencia sutil pero importante entre apoyar a tu compañero sentimental y estar obligada por sus necesidades emocionales. Cualquier sacrificio debiese hacerse como una decisión autónoma y no como una obligación. En el momento en que los integrantes de una relación se sienten culpables por el ánimo y los cambios de humor del otro sentirán la necesidad de esconder sus sentimientos reales y manipular a su contraparte.

5. Mostrar celos “tiernos”
Molestarse cuando tu pareja habla, coquetea, toca, llama o sale con otras personas y luego canalizas ese enojo tratando de controlar el comportamiento de él. Esto usualmente lleva a conductas poco sanas como hackear su e-mail, revisarle los mensajes en el celular mientras está en la ducha o incluso seguirlo por la ciudad y aparecerte frente a él cuando no te está esperando.
Me sorprende que algunas personas describan esto como una muestra de afecto. Creen que si su pareja no estuviese celosa eso significaría que no los aman.
Esto es una total estupidez. Es algo controlador y manipulativo. Crea problemas y peleas innecesarias. Transmite un mensaje de falta de confianza en la otra persona y, para ser honestos, es degradante.
Qué deberías hacer: confía en tu pareja. Qué loco, lo sé. Algo de celos es natural. Pero el exceso de estos y el querer controlar a tu pareja son indicios de una gran falta de autoestima que deberías combatir. De modo contrario lo único que lograrás será alejar a esa persona de tu lado.

6. Comprar “soluciones” a los problemas de pareja
Qué es: cada vez que un conflicto mayor surge en la relación, en vez de resolverlo, lo cubren con la sensación de agrado que viene al comprar cosas bonitas o realizar un viaje.
Mis padres eran expertos en esto. Y los llevó a algo grande: un gran divorcio y 15 años en los que casi no se hablaron entre sí. Ambos me han dicho, por separado, que este fue el principal problema de su matrimonio: cubrir continuamente los problemas reales con placeres superficiales.
Es tóxico porque no sólo oculta el problema real bajo la alfombra (desde donde siempre resurgirá de modo peor) sino que además sienta un dañino precedente en la relación. Este problema no es específico de un género pero usaré una situación tradicional para explicarlo. Imaginemos que cada vez que una mujer se enoja con su novio/esposo este “soluciona” el asunto comprándole algo lindo o llevándola a cenar a un buen restaurante o algo similar. Esto no solo le da a la mujer incentivos inconscientes para buscar más razones para estar enojada sino que además promueve en el hombre la irresponsabilidad en su parte de la relación. ¿Con qué acabas? Con un esposo que se siente como un cajero automático y una esposa amargada que se siente ignorada.
Qué debieses hacer: pues enfrentar el problema. ¿La confianza se perdió? Conversen sobre lo que se necesita para reconstruirla. ¿Alguno se siente ignorado o no apreciado? Conversen sobre formas en que pueden volver a sentirse amados. ¡Comuníquense!
No hay nada de malo en hacer cosas lindas por esa persona especial luego de una pelea para demostrar que el compromiso sigue intacto. Pero uno nunca debiese usar los regalos como una forma de reemplazar el enfrentarse a los problemas emocionales. Los regalos y los viajes son lujos por un motivo; los puedes apreciar cuando todo lo demás ya está bien. Si los usas para cubrir tus problemas, al final te encontrarás con un problema mucho mayor.

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