Lo que funciona para ti no necesariamente funciona para el otro, ya que las experiencias de cada persona son diferentes.
2) Sí: pregunta cómo puedes ayudar
Preguntarle a la persona cómo puedes ayudar demuestra que le apoyas y que quieres ayudar de una manera que le funcione.
3) No equipares su experiencia con la tuya
Decir algo como “Sé exactamente cómo te sientes” o “Lo superé, así que tú también lo superarás” reduce la experiencia de la persona y cambia el enfoque hacia ti.
4) Sí. Escucha activamente
Escuchar a la persona hablar sobre lo que está pasando te involucra mientras procesa sus emociones y pensamientos. También te permite escuchar y comprender completamente su experiencia.
5) No le digas que se calme o que simplemente respire
Estas declaraciones pueden ser condescendientes y demostrar que no comprendes la magnitud de la experiencia de la persona.
6) Sí: ayuda a la persona a encontrar ayuda
Si la persona ha identificado que los ejercicios de respiración o salir a caminar le ayudan cuando surgen pensamientos o sentimientos de ansiedad, entonces está perfectamente bien reorientarle hacia esa práctica. También sería apropiado preguntarle si quiere tu ayuda para buscar apoyo adicional, como un terapeuta