domingo, 24 de junio de 2018

El origen de las enfermedades pueden estar en seres de bajo astral

¿Has ido alguna vez al médico, aquejado de alguna molestia física y, tras un reconocimiento exhaustivo, te han dicho que no tenías nada? ¿Llevas años buscando el origen de lo que te pasa, sin hallarlo? ¿Has probado decenas de remedios, sin obtener resultados? El origen de las enfermedades pueden estar en seres de bajo astral. La sensación de impotencia que se genera en esos casos puede ser muy frustrante. Uno ya no sabe a dónde acudir ni qué hacer para curarse. A veces, los molestias o los dolores físicos pueden ser tan incómodos que le dejan a uno sin fuerzas. Cuando la medicina convencional no tiene respuestas es mejor buscarlas en otro lado, antes de tirar la toalla y dar por hecho que la dolencia o la enfermedad no tienen solución. Muchas enfermedades, físicas y mentales, tienen su origen en una emoción sostenida o retenida durante mucho tiempo. Por ejemplo, si habitualmente siento rabia en mi vida cotidiana, es posible que mi hígado se resienta. Si siento miedo, tendré lumbalgias. Si me siento culpable, la culpa afectará a la parte superior de mi espalda… Algunas enfermedades proceden de una herencia kármica o familiar: patrones de conducta limitantes, que van heredándose de padres a hijos o reproduciéndose vida tras vida. Sin embargo, hay un terreno poco grato, y por ello poco transitado, a la hora de indagar el origen de ciertas enfermedades. Se trata de la influencia de los seres del bajo astral en los seres vivos, especialmente en las personas. El origen de las enfermedades pueden estar en seres de bajo astral El concepto “ser del bajo astral” podría definirse como un alma atrapada. Pero atrapada ¿en qué? o ¿por quién? Cuando una persona muere, su alma abandona el cuerpo en el que ha habitado hasta ese momento. Lo natural y recomendable es que ese alma vuele hacia la Luz, para revisar su vida y decidir cuál será el siguiente paso que dará: volver a encarnar, quedarse como guía espiritual, descansar en la Luz… Pero muchas almas no pueden volar hacia la Luz, porque la conciencia de la persona que murió no se lo permite. Esa conciencia adopta la forma energética del individuo que murió, adopta su imagen, sus emociones y sus creencias. Por ejemplo, si una madre muere con la preocupación de dejar aquí a su hijo pequeño, es posible que su conciencia impida a su alma volar hacia la Luz, porque estará impregnada de preocupación y miedo; también, de culpa.
Cuando una de esas almas se acerca a una persona viva comienza a influir en su realidad, al principio generando ciertos malestares y muchos pensamientos negativos. Con el tiempo, si esa situación no se resuelve y esa alma permanece junto a la persona, pueden producirse consecuencias en su cuerpo físico. Muchas migrañas tienen su origen en la presencia de un ser del bajo astral, también llamado “alma en tránsito”. Las almas en tránsito suelen generar lo siguiente: Pensamientos negativos. Molestias en las cervicales y en los músculos que conectan la espalda con el cuello. Dolores de cabeza. Mareos y náuseas. Cansancio. Tristeza. Enfado y conflictos con otras personas. La mejor manera de resolver esas situaciones es dándose cuenta de su presencia y dirigiéndose a ellas con amor, porque el miedo o el rechazo las densifican más e impiden que el caso se resuelva. Con amor y respeto podemos ayudarles a salir de su situación de estancamiento, para que puedan volver a la Luz y liberarse; y también, para que cese su influencia sobre nuestras mentes, nuestros cuerpos y nuestras auras. La perspectiva debe ser siempre el amor, la compasión y el deseo de ayudarles; nunca, el de echarlas de nuestras vidas, porque eso nos conectaría con el rechazo. Cuando ofrecemos amor a un alma en tránsito, una parte de nosotros se sana en ese acto. Las almas en tránsito acompañan a personas que resuenan con sus emociones y, por eso, al ayudarlas, nos estamos ayudando a nosotros mismos. Víctor y yo hemos resuelto algunos casos de aparente enfermedad, ofreciendo amor y respeto al ser que acompañaba al supuesto enfermo. Muchas personas niegan su capacidad de verlos o de oírlos, por temor, por desconocimiento, o simplemente, por no saber qué hacer ante su presencia. La mayoría de esas personas traen como parte de su propósito de vida ayudarles a volver a la Luz, pero lo niegan, lo rechazan y se apartan de lo que la vida les trae hasta su puerta, porque prefieren otra cosa más grata. Sin embargo, las almas en tránsito siguen ahí, insistiendo. Lo hacen porque lo leen en sus auras: que vienen a ayudar, que son su billete de regreso a casa. La forma en que piden ayuda no siempre es amable. De hecho, pocas veces lo es. Sin embargo, esa petición de ayuda en forma de invasión, en muchos casos es un grito de socorro: ¡Ayúdame, por favor, estoy desesperado! Ya no sé a quién acudir…
El miedo y el rechazo que nos han infundido muchas películas famosas han logrado que no nos atrevamos a mirar hacia ese lado de la realidad, el lado oscuro en apariencia, y así, busquemos más allá de nosotros mismos el origen de nuestros conflictos, de nuestros bloqueos y de nuestras enfermedades. Pero el origen puede estar muy cerca. Puedes sanarte ofreciendo amor, reconocimiento y respeto y, tal vez, atreviéndote a asumir tu labor en el mundo. Si eres una de esas personas que los percibes y quisieras que desapareciesen de tu realidad; si te sientes estancado, acosado, invadido y no sabes cómo resolverlo; si los médicos ya no pueden ayudarte, anímate a probar algo nuevo. Anímate a mirar más allá de lo aparente. Quizás encuentres, en el mundo de lo invisible, el origen de lo que te pasa.




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